Andrea Arroyo del Campo (Portugalete, Vizcaya) se crio recorriendo el camino entre la biblioteca y su casa. Estudió Comunicación porque no sabe estar callada.
Tiene una planta en su piso que siempre se olvida de regar, pero que nadie sabe cómo sigue viva.
Lo único que le quita tiempo de escribir es hacer muñecos de crochet, buscar nuevos hobbies y ser una experta en tropezarse cada dos pasos, pero siempre acaba levantándose y vuelve a intentarlo.
EN LOS MEDIOS